lunes, 18 de mayo de 2009

PARA PENSAR…


Esta joven mujer lo tenía todo: un marido maravilloso, hijos obedientes, un empleo que le daba muchísima satisfacción y la familia unida. A pesar de eso, la tensión permanente entre el trabajo y los quehaceres de la casa, la mantenían con una actitud de enojo e irritación la mayor parte del día.
Las ocupaciones la sobrepasaban. Si el trabajo le demandaba mucho tiempo, ella se lo quitaba a sus hijos; si surgían problemas, entonces dejaba de lado a su marido…. Y así, las personas a las que mas amaba sufrían las consecuencias.
Un día, su padre, un hombre muy sabio, le trajo un regalo. Era una planta carísima y muy rara, de la cual había pocos ejemplares en todo el mundo. Aquel hombre le dijo: “Hija, esta planta te va a ayudar mucho mas de lo que te imaginas. Tan solo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando. A veces, tendrás que conversar un poco con ella, y a cambio, te dará flores con un perfume maravilloso”.
La joven se quedo muy emocionada con el regalo. Pero el tiempo fue pasando y los problemas continuaron sin darle tregua. Así, inmersa en sus ocupaciones, no tenia tiempo para cuidarla. Cuando llegaba a su casa, miraba la planta y, como no mostraba señal de flaqueza, ella pasaba de largo; hasta que, un día, la planta murió. Cuando la joven llego a casa, se llevo una desilusión muy grande. La planta tenia la raíz seca, las flores marchitas y las hojas blancas y amarillentas. La joven, con tristeza, le conto lo sucedido a su padre, quien respondió: “Me imaginaba que eso ocurriría. Ya no te puedo dar otra planta, porque no existe otra igual; era única, como lo son tus hijos, tu marido y tu familia. Que la muerte de la plantita te ayude a recordar que nada es eterno, que todos los afectos merecen cuidado y que tus emociones inciden en la vida de quienes te rodean”.

El Señor le ha regalado una familia; pero usted tienen que aprender a amarla, cuidarla, valorarla y darle la atención que merece pues, al igual que la planta, los sentimientos y los afectos pueden secarse y morir. ¡CUIDE A LOS QUE AMA!